Miguel Julián
por Miguel Julián
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Desde hace un tiempo circula por ahí un vídeo de un hombrecillo que nos intenta vender unas píldoras que reducirán nuestro coeficiente intelectual. ¿Para qué? Para ser más felices, cuál sino podría ser la razón. Los argumentos son casi irrefutables, y de hecho hay estudios que los sustentarían. Maravilloso. La solución a nuestros problemas ha llegado, sólo tenemos que ser un poco menos inteligentes y seremos un poco más felices. Póngame tres. ¿O no?

No. El concepto que muchas veces utilizamos de inteligencia carece de sentido, ¿soy igual de listo en todas las etapas de mi vida? ¿tendrá razón el señor Gardner con sus inteligencias múltiples? ¿llamamos inteligencia a la retentiva y a la abstracción? De hecho hay multitud de gente dedicada a intentar esclarecer qué es la inteligencia, pero qué pasa con la felicidad. La felicidad está ahí fuera. Y te aseguro que unas píldoras para ser menos inteligente no van a ayudar a que la consigas.

La próxima vez que salgas a la calle levanta la vista. ¿Qué ves ahí arriba? Pues bien, vas a ver algo totalmente diferente a cualquier otro ser humano (habido o por haber). Donde tu encuentras unas nubes graciosas y de formas reconfortantes, otro puede ver nubes que anuncian buen tiempo, pero otro puede ver la forma de un conejo y una zanahoria entre ellas. Donde tu ves un cielo azul que te maravilla, otro ve dispersión de las longitudes de ondas más cortas de la luz y, qué cosas, también se maravilla. ¿Quién es más feliz?

Pues aquel que quiere. Si bien hay estudios que ligan la inteligencia a la falta de felicidad, déjame bocetar una idea: “la felicidad a través del conocimiento”. Pero un conocimiento en el sentido más amplio de la palabra, conocimiento de uno mismo y conocimiento de todo lo que nos rodea. Y porqué no, conocimiento de las personas que nos rodean. ¿Hasta qué punto nuestra felicidad depende de las personas a nuestro alrededor? ¿Hasta qué punto la felicidad de esa gente depende de la nuestra?

Conocer realidades. La realidad de la persona borde que te trae el café, y la realidad de la afable que te indica con una sonrisa dónde están los servicios. De la persona que te atiende detrás de una ventana con cara de sueño. De las personas que dirigen nerviosas una empresa desde una mesa de caoba. De la persona que trabaja ocho horas en una cadena de montaje. De la que se encuentra delante de un cuadro en blanco en busca de esa inspiración que no llega. La realidad de la que ha desarrollado un polímero ligero e impermeable. La realidad de un deportista de tu equipo favorito. E incluso la realidad de la persona que es diagnosticada de un cáncer, y también de la persona que lo diagnostica.

Conocerse a uno mismo. Tu eres responsable de tu propia felicidad, pero también puedes ayudar con esa felicidad colectiva. ¿Cómo? Con conocimiento. ¿Cómo puedes jugar a este juego si no conoces todas las reglas? Aprende, aprende y aprende, pero no olvides compartir todo lo que has aprendido. Mantén tu mente abierta a nuevas ideas, a nuevas realidades y a nuevos conocimientos. “Stay hungry, stay foolish” decía Steve Jobs. Siempre con ganas de aprender, siempre con la mente abierta a nuevas ideas. Tu puedes hacer mucho por todo lo que está a tu alrededor.

Conoce y cambia. Plantéate qué personas te están sirviendo de ejemplo, a cuáles admiras. Muchas personas, como yo, admiramos a un gran deportista como Alonso, pero desconocemos a las personas que han ideado la tecnología del KERS que hoy en día ya está haciéndonos ahorrar energía y combustible. Muchos nos quejamos de que apenas nos queda tiempo para estar con los nuestros; pues adelante, conoce alternativas, compártelas e intenta incorporarlas a tu vida. ¿Por qué no una jornada laboral de seis horas? ¿Y de menos?

Conoce a dónde va tu dinero cuando haces una compra. Conoce qué podrías hacer con esos ahorros que tienes en el banco (o en el colchón, cada uno los pone donde quiere). Conoce otras formas de hacer tu trabajo, conoce cómo lo hace la competencia. Conoce y comprende otras formas de poder ganarte la vida. Conoce otras formas de vivir. Comprende lo realmente pequeñas e insignificantes que somos las personas vistos desde una distancia de millones de años luz, pero comprende lo importantes que somos cuando somos vistos desde la óptica de las personas con las que convivimos.

Hay un estudio que dice que tener muchas alternativas nos hace más infelices. Así que cuanto más conocemos y comprendemos estamos destinados a ser más infelices, pero no, eso no es así. La persona antes de conocer y comprender más cosas sería infeliz con tantas alternativas, pero la persona que conoce y comprende más realidades puede ser feliz a través de otras formas. Puede ser feliz eligiendo la opción incorrecta (¿lo era?), puede ser feliz eligiendo la opción más difícil porque sabe que lo será. Puede ser feliz de muchas más formas.

El conocimiento nos da libertad. Conócete a ti mismo y cómo afrontas los errores. Conoce la felicidad que se encuentra detrás de una opción equivocada. Comprende que todas tus acciones al final también repercuten en la vida de los que están a tu alrededor, comprende todo eso y se consciente de tu vida. Para eso no ahorres en conocimiento e “inteligencia”; invierte en ellos y compártelos.

¡Aprende y muévete!