Finde (largo) en Granada
Miguel Julián
por Miguel Julián
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Miky en Granada 2013

H2A. Hard2Achieve. Pues qué mejor que bajar en bus desde Zaragoza hasta Ganada. Unas cuantas horas de bus… Pues eso. Muchas horas de dormir, de leer y de pensar.

Esta vez echarse la mochila al hombro no significaba empezar una aventura en solitario. Esta vez me esperaban en Granada, me esperaba la Sra. J. Últimamente me sentía un pelín estresadete, opinando demasiado de lo que me encontraba a mi alrededor pero dedicándome poco tiempo. Este viaje era para mí, y ahora, en el autobús de vuelta, todo parece estar más “en orden” que antes. Aunque poco o nada haya cambiado.

Hay gente con súper poderes, superhéroes personales a mi alrededor. Personas que le aportan a mi cabeza una pequeña dosis de kriptonita. Seguramente no lo saben, pero hacen que todo ahí dentro se pare, se tome su tiempo y se dedique a ordenarse. Hacia mucho que no veía a la Sra. J, pero ella es una de esas personas. Después de estos cuatro días todo tiene un poquito más de sentido, vuelvo a tener ganas de enfrentarme a nuevos retos.

Pero ya basta de vueltas de cabeza. Pese a que ya había estado en Granada y me había gustado… Esta visita me ha descubierto una ciudad maravillosa. Llena de rincones, de piedras, de callejones, de olores, de vistas pintorescas, de música, de personas diferentes. Cómo vives en una ciudad marca mucho la imagen que se te queda de ella (al menos a mí me pasa), estos cuatro días han sido fabulosos.

Fabulosos aunque empezaron mal, porque a los pocos pasos en Granada me mini-esguincé. Así que a buscar una farmacia para ponerme un tensoplás, realmente lo necesitaba… Pero todo podía ser peor, siempre me jactaba de darles mala vida a mis gadgets, pero cuidándolos, esta vez la pantalla de iNano no resistió la caída según bajaba del autobús. Pero ahí acaban los males. Todo lo demás, aunque mejorable en algunos momentos, ha rozado la perfección.

Paseos, cuestas, piedras, conversaciones, momentos… qué momentos, escaleras, hippies, patatas fritas sabor jamón, tapas, vino blanco, piedra, papel, tijera, balcones, escurridor, vestidos, risas, historias (veloces), fotos, más fotos, fotos de 10 en 10, silencios, llamadas de teléfono, Mario, sol y también la luna, cantada y presente.

Todo se pareció orquestar para que acabara escribiendo anoche unas cuantas horas. De nuevo la mente despejada, de nuevo abriendo las puertas. Y para acabar me he pasado 5 horas de viaje en autobús hablando con un hombre de la India sobre viajes, culturas, suicidios e injusticias. Necesitaba parar de forma activa, ahora está claro que necesitaba un poco de kriptonita para despejar mi cabeza.

Gracias a la Sra. J, y también a la Sra. M (claro! cómo no?). Vuelvo con ganas de repetir en cualquier ciudad, vuelvo con más ganas, vuelvo un poquito mejor persona de lo que era cuando salí de Zaragoza. Eso sí, con ganas de repetir, pero con mejor cobertura… Así no no se puede currar ;-) Todo acaba con un viaje, pero también todo lo empieza un viaje. De este hay muchas cosas que recordar, pero otras muchas que aprender.