Día 36: Un sábado pasado por agua
Miguel Julián
por Miguel Julián
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Me acaban de preguntar en el hostal qué he hecho hoy. La respuesta ha sido “mojarme”, pues no porque aún tengo un poco de sentido común (no el suficiente como para haber comprado ya un paraguas, ¡¡no quiero!!), pero ha sido una buena descripción. Pensaba haber madrugado un poco, haber visitado Brick Lane y Candem en sábado y si me daba tiempo algo más, pero ni he madrugado, ni he salido pronto del hostal. He estado ayudado a mi compañera de habitación con unas cosas (mejor no decir nada, pero nada especialmente trascendente) Sra. L habrá que llamarla, así que cuando he llegado a la Brick Lane me he buscado un parque para comer (mucho más concurrido de lo que aparenta la foto). Al rato ha empezado a chispear. Así que me he ido porque quería comprar unos beigles (¿cómo se escribe? menuda memoria) para la cena.

Según llegaba al sitio de los beigles que me enseñó el Sr. S (aparentemente los mejores de por aquí) las gotas iban creciendo en tamaño. Así que he decidido moverme hasta la estación de Liverpool Street, donde podría hacer vida abajo o coger el metro. Antes de llegar he tenido que hacer una parada técnica en un porque porque literalmente se ha puesto a diluviar. Un poco al estilo Edimburgo, gotas finas que poco a poco ganan en tamaño y frecuencia… vamos, que estaba como a 20 metros de la estación pero no he pasado (de hecho nadie se movía bajo semejante aguacero). Cuando a amainado un poco, una carrerita y a la estación. Pronto, tenía que estar a las 17:30 en Candem, así que me he metido en el Starbucks y me he dado un lujo (una especie de batido/granizado de fresa) mientras le daba al móvil y al Kindle. Mientras tanto ha habido un par de truenoDeRayo por ahí fuera que he escuchado incluso con auriculares y que ha dejado a toda la estación en silencio. Atronador, con alguna cara de susto.

Después de descansar un poco, a Candem (¿he dicho que me encanta?), pero chispeaba y la cosa no estaba para disfrutar demasiado. Una vuelta rápida y de vuelta al hostal, que uno está resfriado y hay que cuidarse. Ratico de charla, un juego de cartas y a escribir. Lo peor, no tengo hambre y al final creo que la cena tendrá que esperar… a ver cómo están mañana los beigles esos. Así que el resumen del día ha sido fácil. Mucha vida de hostal (again), un poco de lectura y mucho gasto en metro :) (aunque con la Oyster todo sabe mejor, jejeje).

Hoy estaba pensando que este hostal está plagado de angloparlantes (australianos, americanos, canadienses, neozelandeses, …) la verdad es que es incómodo porque aunque el nivel de inglés es bueno y cada día mejor, es imposible “ser uno mismo” con todos esos acentos encima de la mesa. Las cosas funcionan mucho mejor cuando hay gente que tiene el inglés como segunda lengua, pero bueno, esto también enseña a escuchar, disfrutar y comportarse de forma diferente (es difícil de explicar, pero yo me entiendo, que es lo importante).

Mañana ya veré lo que hago. Si el tiempo acompaña iré a Candem para ver el mercadillo mañanero y seguramente me vaya al British Museum o a St. James (o ambas cosas). Por cierto, mi resfriado avanza, no tengo muy claro si hacia mejor o hacia peor, pero avanza. Creo que va a mejor, pero mañana habrá que confirmarlo. Mañana es el día 37 de mi aventura (según lo cuento por aquí, creo), y también el día 26 de agosto… buenos números. Un buen día para recordar. Me encanta contar cosas intrascendentes… hoy me vuelve a doler la herida de la mano un poco. Nada que no pueda esperar una semana, pero mañana será otro día, estar atento es lo único que puedo hacer ahora.

Por cierto, ahora que miro a otros compañeros de habitación. Lo hablaba con el amigo mexicano, poco a poco según avanza la aventura valoras menos la seguridad de “tus cosas”. Veo a gente que sigue poniendo todo bajo candado, con recelo. Bueno, lo admito, yo lo hice las dos primeras noches. Desde entonces lo tengo muy claro, dinero poco y cerca de mí. Ídem con el móvil (alguna vez lo he dejado cargando). Pero en general creo que la gente por aquí tiene “buena conciencia”, todo lo que ven es lo que tengo por aquí. Si me roban, que les aproveche. Pero la mejor forma de evitar sorpresas es hablar con la gente, porque es más difícil robar a alguien si tan conoces su nombre: “Hi, I’m Miguel. How are you doing?”, arreglado, ya no me roban, jeejeje. Esto es incoherente, pero bueno, yo me entero, y seguro que alguien lo comprende…

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