Día 2: Primer contacto con Oxford
Miguel Julián
por Miguel Julián
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Parece que me fui de Zaragoza hace dos semanas. Y sólo llevo por estas tierras 48 horas. Qué barbaridad, y lo hace todo la cabecita, ella solita se apaña y ella solita decide que necesita una zona de confort. Sin duda lo va a tener difícil conmigo, pero incluso en un entorno tan variante, hoy ya parece que conocer una ciudad nueva y un hostal nuevo ya no está tan lejos de esa zona de confort. Me da a mi que al final del viaje voy a ser perro viejo en esto.

A lo que iba, creo que esto de escribir sobre lo que he hecho no va a pasar todos los días. Principalmente porque me he olvidado el cable cargador del teclado bluetooth y no creo que escriba tanto sin teclado. Pero mientras aguante, tengo ganas de escribir, ya que quedará para la posteridad (o no, viendo todos los blogs que han ido desapareciendo….).

Hoy he dormido como un tronco, se nota que estaba reventado. Y me ha despertado la alarma de un compañero de habitación a las 8, así que arriba. Ducha y mochila a la espalda. Billete a Oxford y a disfrutar de una nueva ciudad. Llegar al hostal y preguntar por información. La mejor respuesta: “vete a la oficina de información”. Hombre, mujer, algo me podrías haber comentado. Pues ala, sin 3G porque la compañía “3” ha decidido fallar… a encontrarla. Nuevo fallo de mi intuición. Pero al final todo se encuentra. Entro, reservo un tour temático sobre Tolkien para mañana y voy a preguntar a otra chica sobre info de la ciudad.

Me da un mapa y balbalbalbalblablabla, balblballbal. Oye, que quiero ir a ver la tumba de Tolkien, le digo. Pues yo también querré, ¿sabes cómo se llama el cementerio?, me responde. En mi infinito inglés mientras hablaba para mí meto las palabras “algo about wolves”. ¿Eres español? Pues ala, cuánto se agradece cuando alguien te habla en español. Lo buscamos en Google Maps y me da las indicaciones (super amable, de hecho si hubiera sabido que salía de trabajar a las 16:00… qué lento he estado, jajaja).

Bueno, que he visto Oxford, también un par de museos (el de historia natural y el de Tim hijo de su madre, no me acuerdo). Los museos geniales, creo que merece la pena visitarlos. También el jardín botánico, que no merece tanto la pena, aunque tiene rincones curiosos. Además del de las plantas carnívoras, ahí está un banco debajo de un pino negro retorcido. Y según dicen Tolkien pasaba allí mucho tiempo, debajo de su árbol favorito, y que a la larga sería inspiración para los Ents. Me he sentado ahí un buen tiempo. La verdad es que sentarse es un buen hábito… y en un sitio como ese mucho más.

Pero el plato fuerte me lo había reservado para el final. Una visita a la tumba de Tolkien, una peregrinación que creo que tenia que cumplir. Ha sido un momentazo llegar allí (tal vez demasiado fácil, porque está muy bien indicado, una vez llegas al volvercoton o como se llame el cementerio). Me gustan estos cementerios tan abiertos, tan verdes. He llegado y cachis la mar. Se me había olvidado lo que iba a dejar (en Zaragoza). Así que viendo que la gente dejaba monedas de sus países, he buscado una con el careto de Cervantes y ahí la he dejado. Un ratito de reflexión y… ha venido más gente a verla porque me han visto (me pregunto si no sabrán leer las indicaciones…). La verdad es que (franceses) no parecían muy fans de Tolkien, pero ahí estaban.

En vistas de que no se iban… pues me he ido yo, de vuelta al autobús (ya había andado mucho) pensando en las cosas de la eternidad. La verdad es que a día de hoy, los sitios que más me han emocionado han sido tumbas. Curioso, curioso.

Por cierto, que la ciudad de Oxford es genial para pasear, y con el pedazo de día que ha hecho, genial para sentarse en el césped y escuchar música, comer o hacer lo que más te guste (si es legal, claro).

Estos días me están cundiendo mucho, creo que demasiado. La verdad es que he visto un montón de cosas… y ciertamente se echa de menos verlas con alguien. Pero es difícil enganchar gente si te mueves de ciudad en ciudad tanto. Eso sí, para esta noche ya hay compañía. Un artista americano ha llegado a la habitación y se podría decir que está “un poco para allá”, pero me lo estoy pasando genial (ahora que entiendo su acento).

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